Llega otra vez la mañana y ahí sigue estando el espejo para hablarme, para hacerme recordar, pero no quiero mirar. Tengo miedo de lo que me pueda decir. ¿Por qué no lo he quitado hace tiempo? No quiero ver mi reflejo en él. No quiero que me hable, no quiero que me diga lo que no quiero oír. Sigo en el umbral, no me atrevo.
Rocío González Espinosa
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