miércoles, 11 de junio de 2008

PUBLICACIÓN EN L'INDEPENDENT

Alguno de nuestros cuentistas ha publicado un microrelato en catalán en la sección de "relats curts" en el periódico semanal L'Independent de Gràcia.
Si hacéis click encima la imagen, aumentará su tamaño para una mejor lectura


TERESA ESMATGES (Caixer automàtic, L'independent 269, 17 octubre 2008)




ANA MARÍN (Els carrers de sempre, L'independent 263, 5 septiembre 2008)




JUAN MARÍA TORTOSA (Notícies seves, L'Independent 239, 22 febrero 2008)



ANA MARÍN (A les fosques, L'Independent 245, 4 abril 2008)



JOAN ALTIMIRAS (Tarot, L'Independent 248, 25 abril 2008)



TEBU GUERRA (La destresa del meu traç, L'Independent 252, 23 mayo 2008)


ANA MONTILLA (Llenguatges, L'Independent 261, 25 juliol 2008)

FIN DE LA PUBLICACIÓN DE LOS MICRORELATOS



Damos por finalizada la publicación
de los microrelatos
presentados a concurso.

Muchas gracias a todos los participantes.




martes, 13 de mayo de 2008

MICRORELATOS DEL CONCURSO (VII) y últimos

Condiciones atmosféricasAna Montilla

Hacía tiempo que había dejado de insistir a mis padres para que me llevaran al zoológico, y un domingo mamá irrumpió en la habitación con una inexplicable sonrisa, diciendo que me vistiera rapidito, que ese día era ideal para la ocasión. Estaba contando no sé qué sobre las condiciones atmosféricas, que la humedad amansa a las hembras, y dejan que las personas cojan sus bebés, que ya vería la foto tan bonita que me iba a sacar con una cría de ualabí.¡Date prisa,¿quieres?!
Papá sostenía una pipa entre sus dedos, nunca le había visto fumar. Mi madre se ajustaba constantemente las sandalias porque:¡O me cortan la circulación o las pierdo por el camino!
Estaban disfrutando mucho porque a veces miraban muy fijamente la piscina, pero cuando las focas palmeaban o hacían cabriolas, me rodeaban muy pero que muy fuerte por los hombros y abrazándome me decían:¿Te estás divirtiendo hijo? yo asentía. De verdad parecía que lo estaban pasando en grande porque reían estrepitosamente, hasta se les saltaban las lágrimas y caían en la coca-cola. Sería por las condiciones atmosféricas.
Delante de los ualabíes, a mi madre se le resbaló la cámara y se estropeó, como no pudo fotografiarme, empezó a llorar. Mi padre había desparecido. No llores, murmuré secándole las lágrimas. Dijo que esto era una catástrofe, que no entendía cómo esos animales dejaban que cualquiera tocara sus crías.
Que sepas que nunca voy a dejar que te hagan daño, yo te voy a querer siempre, mi niño, dijo abrazándome muy fuerte dejándome casi sin respiración.




El veneno de Judas
Tebu Guerra

La madre vertió unas gotas del veneno en el termo y lo disolvió en el cacao. Para asegurarse, machacó las pastillas y mezcló el polvo con el huevo.
Guardó la comida de su hijo en la mochila con dibujos, el termo rojo y el bocadillo de tortilla con queso. Y la de su ex marido la introdujo en la bolsa de deportes, el termo amarillo y el bocadillo de tortilla con tomate.
Cuando se despedían en el jardín, junto al árbol, el ex marido insistió: - Me estás ocasionando problemas, ¿a qué viene esto ahora? Al niño no le hace falta el móvil. – Ella respondió con una sonrisa, sincera, y le besó la mejilla. Mientras los veía alejarse, cada uno con su mochila, se preguntó si Judas habría sentido lo mismo que ella. Se pasó la mano por la cara, no tenía marca, pero aún le dolía.
A las dos ya tenía la duda. Aunque se había puesto de tope hasta las tres, estaba contando los minutos. Si el teléfono no sonaba, llamaría ella. Consiguió convencerse, lo había explicado bien, era un teléfono para niños, tres teclas, tres números de teléfono: mamá, mamá trabajo, y abuela. El niño no podía equivocarse.
A las tres y media no pudo más y marcó el número de su hijo. Hubo un largo silencio antes de que su ex marido rompiera a llorar. La ex madre salió al jardín y miró hacia árbol, la cuerda del columpio aguantaría su peso.




Mal trago
Teresa Esmatges

–¿Su marido es alcohólico, señora?
No podía dar crédito a lo que me estaba contando aquella pandilla de médicos incompetentes en un frío pasillo de hospital.
–¡No, claro que no!, doctor.
–Pues eso no es lo que nos dice su maltrecho hígado.
Julián yacía semiinconsciente a causa de una pancreatitis aguda. Después de perseguir a todo profesional que me encontraba al paso para que me diera un pronóstico, va y me sueltan esa tontería.
Sí, todos bebemos, pero cuál es la diferencia entre beber mucho y ser alcohólico. ¡Bah! Se ha puesto de moda que todo sea una enfermedad. Así nos colocan en un grupo de insanos. Los alcohólicos, los ansiosos, los alérgicos, los celíacos, los adictos, los depresivos… ¡Podrían limitarse a hacer su trabajo y no hacernos sentir como si fuéramos delincuentes de nuestro propio cuerpo!
En una semana Julián despertó.
–¿Te encuentras bien, cariño? Tranquilo, estás en el hospital.
–¿Qué me ha ocurrido, Magda? Estoy muy cansado, inquieto y este hedor me pone malo.
–Creo que esta mañana, si no te mareas al levantarte, podrás ducharte.
Cuando iba a entrar en el baño me ofrecí a ayudarle, me contestó que podía solo. Oí correr el agua y en unos segundos el estrépito que hizo Julián al desplomarse. Grité para que viniera algún profesional. Acudieron dos enfermeras.
–Apártese, señora, su marido se ha bebido entero el litro de colonia que usted inocentemente le ha traído.




Persecución
- Joan Altimiras

Giré imperceptiblemente la cabeza para mirar de soslayo si aún me seguía. Había mucha gente y mi campo de visión era reducido. Aproveché un espejo a en la entrada de un parking para observar mejor. Estaba allí, a unos diez metros, los ojos clavados en mí nuca. Aquella pesadilla ya duraba casi dos meses.
Me seguía a todas partes, preguntaba a todo el mundo. Lo sorprendí más de una vez agazapado detrás de un árbol incluso hablando con algunos de mis compañeros ¿qué le estarían contando? Se interesó por mi ex-mujer. Una tarde, había preguntado a mis hijos por su padre, a la salida del colegio. Hasta visitó a mis padres.
Cambié de ruta, de hábitos, intenté dejar indicios falsos. Todo inútil.
–¿Por qué me estás persiguiendo?
Aquella tarde otoñal, bajé los brazos. Dejé de escapar y entré con parsimonia en el primer bar que salió a mi paso, para celebrar mi derrota con una copa de vino. Él se sentó en una mesa del fondo, al abrigo de los alaridos de las tragaperras, las voces de los clientes, el zumbido de la cafetera. Ya no me observaba, escribía frenéticamente en su cuaderno. Yo no dejé de observarlo, clavado en el taburete, en un permanente escalofrío.
Hasta que vi que, con un gesto enérgico, trazó una especie de rúbrica y empezó a mirarme de nuevo, arrellanándose en la silla.
Comprendí que la pesadilla se había fundido como el rastro de una estrella fugaz. Había terminado su relato sobre mí.

MICRORELATOS DEL CONCURSO (VI)

Los CelosCarmen Mirones

–¿Que por qué me estoy vistiendo así? ¿Cómo quieres que me vista después de lo qué me estas contando?
Oh, sí, ya sé lo que me vas a decir: que parece que me voy a poner debajo de una farola. Pues sabes: debajo de una farola no; ahora hace mucho frío. Aunque me estoy calentando por momentos. Y…¿ te acuerdas del cachas del equipo de hockey hielo? Sí, el bruto ese que está tan bueno. Pues esta noche me lo voy a cepillar. Aunque el muy estúpido se crea que es él, el que me está cepillando a mi.
Y no me mires con esa cara de asombro. No me has dicho que a mi querido novio…lo de querido es por…por…¡yo que sé! le has visto morreándose con la vedette de las animadoras. Pues ahora yo me voy; y no precisamente a morrear; con el capitán de su equipo, y…



VértigoElisabet Baurier

“Ayer tuve que atar las sillas a la mesa para que no resbalaran. Doctor, ¡eso no es vértigo! Sé que las pastillas que tomo causan mareos, pero le repito que me ha crecido una montaña debajo de casa. Ya no puedo arrastrar el carro de la compra hasta la puerta porque el camino del jardín tiene cada vez más pendiente. Veo los cuadros torcidos; y por mucho que separe la mesita, cuando me levanto vuelve a estar pegada a la cama. Me despierto con dolor de cabeza y me pitan los oídos como si por la noche la tierra hubiese estado crujiendo debajo de mí.
Una casa en el monte es preciosa, pero yo la compré en el valle y no es culpa mía que haya aparecido esa montaña. O, por lo menos, que yo lo crea. Así que he pensado mucho en lo que usted me estuvo contando… Una jubilada como yo, con una buena pensión de viudedad, no tiene porqué aguantar esta situación. Le haré caso: me voy. No me importa perder lo que adelanté, me compraré un piso en el edificio más alto de la ciudad y no habrá montaña capaz de moverlo.”
Cuando salió de la consulta el doctor cogió el teléfono, “Ya estás buscando el cartel CASA EN VENTA, diciendo a los de la excavadora que paren e ingresándome la comisión. La vieja se va.”



El asno y el lobo Salvador Carracedo
(no entró a concurso por superar la extensión requerida del microrelato)

Un asno, más majo que Platero y más listo que el hambre, al ver que se acercaba un lobo, y al entender que no podría escapar de su enemigo, simuló un dolor de tripas y comenzó a frotarse el vientre, ora con una pata, ora con la otra, emitiendo rebuznos de dolor y moviéndose a uno y a otro lado. El lobo, fingiéndose buen vecino, y ladeando la cabeza a derecha e izquierda en señal de preocupación, se aproximó y se interesó por el borrico.
-¿Qué le sucede, amigo asno, que le veo tan inquieto y afligido?
-Ay, hermano lobo, si usted supiera…-contestó el pollino.
-Cuente, cuente, que estoy impaciente… por saber.
-Pues verá…el caso es que ayer comí cierto pasto, que al parecer estaba envenenado, ¡mal haya quien lo envenenó!, y hoy tengo unos retortijones y una diarrea, ¡ay de mí! que me parece que acabaré difunto y con el cuerpo incomestible.
-¡Qué me estás contando!
-Lo que oyes, hermano lobo, lo que oyes.
-¡Ay pobre de mí, digo, pobre de usted! ¡Que San Francisco de Asís nos valga! ¿Y qué podemos hacer?
-¿Quisiera usted, en señal de hermandad y en preparación de su menú, acercarse más, practicarme unos masajes en el vientre, en salva sea la parte, y así aligerar mis vísceras y limpiar todo mi interior?
-Tarea humillante es, desde luego, -protestó el lobo.
-Lo es, lo es. Pero yo no quisiera ser anfitrión, dando asco a mi invitado. Piense que tras la humillación, tendrá usted un festín de primera.
-Lo que hay que hacer para comer!
Y el lobo, creyendo todo lo que el burro le había dicho, se colocó lo más cerca que pudo del borrico, y levantó las patas delanteras en ademán de iniciar sus servicios. El asno, entonces, concentrando toda su fuerza en las tripas y en las patas traseras, evacuó todo su interior sobre la cara del lobo, y le asestó tal coz, que no le dejó un solo diente en la boca. El lobo, haciendo ascos a la peste recibida, y sintiéndose un inútil comensal en tal convite, giró su semblante, enseñó sus posaderas y lloró de esta guisa, con el rabo por el suelo:
-Bien merecido lo tengo, porque, siendo mi oficio carnicero, ¿cómo se me ocurre hacer de curandero!?



El perro de mi novioDolores Ferrer

El perro de mi novio se llama Pedro.
El perro de mi novio es un baboso insufrible. Pierde más pelo del que tiene y le sobran algunos quilos.
El perro de mi novio es un vago incurable.
El perro de mi novio es un golfo insaciable que persigue todo aquello que huele a hembra de un modo sistemático, olvidándose inmediatamente de mí.
Me mira con sus grandes ojos marrones como única disculpa, quieto, sin articular palabra. ¿Qué me estás contando? Le respondo yo.
Es incapaz de hacer ningún trabajo de la casa y, cuando vamos de viaje, sólo pone pegas.
Pero es dulce y mimoso, el muy zorro. En las excursiones y acampadas se cuela de noche en mi saco de dormir como un bandido de novela rosa. Pega su cuerpo al mío y pasamos toda la noche moviéndonos porque el muy truhán es amigo de posturas difíciles.
Cuando le veo con su cabezota en mi pecho y con su cola tiesa y erguida le digo: "Eres un buen perro". No puedo resistirme a sus encantos. Cuando jadea tiene un algo.
Por si esto fuese poco, no para de ponerme en situaciones difíciles delante de la familia.
El perro de mi novio es un veneno muy dulce.
Quiero a mi novio, pero si algún día nos separamos me pienso quedar con su perro.

domingo, 11 de mayo de 2008

MICRORELATOS DEL CONCURSO (V)

Chocolate y vainillaCarla Lazano

- Chocolate y vainilla. (Hasta para tomar helado me falta imaginación. Siempre: chocolate y vainilla.) - Gracias. (Mierda. Ahí está él y yo con este cucurucho tan grande que podría ser mi padre.)

- Hola Guillermo. (Dejá de sonreír como una idiota.)
- Hola. Siempre nos cruzamos en esta plaza...¿Qué tal la vida?
- Bien. (¿Y si le digo que paso por aquí cada día sólo para volver a encontrarlo...?) – Y vos, ¿cómo estás? (Estás tan bueno que deberías ser un gusto de helado.)
- Muy bien.
(Ahora es el momento donde digo algo inteligente.) – Lindo día, ¿no?
- Sí, decían que llovería pero ya ves... El helado, Julia, se te está derritiendo.
( Recuerda mi nombre...) – Sí, que despistada soy. (¿Cómo voy a lamerme los dedos de esta forma? Tengo la sensualidad de un reptil.)
- ¿Vives por aquí?
- Sí, pero con mi madre.( ¡¿....pero con mi madre?! Con ésto le di a entender que si pudiera lo invitaría a casa para besarlo hasta perder el sentido.)
- Yo también, pero eso no nos impide tomar un café algún día.
(Tiene la sonrisa más luminosa que he visto.) – Claro que no. (Si es que podría abrazarte y colgar de tus hombros toda la vida.)
- El viernes por la noche estaré sentado en aquel banco, junto a la fuente. Ahora tengo que irme. Nos vemos.

(Ya estoy contando los días que faltan para volver a verte.) - Basta de chocolate y vainilla - dijo Julia y tiró el helado al suelo.




El banquete - Débora Castillo

Leonardo nos voceaba como a presos en galeras.
-¡A ver tú, móntame ahí la mesa para los postres! ¡Úrsula! ¿qué me estás contando?
- Los solomillos. Ciento cuarenta.
-¡Víctor, cuéntame las lubinas, Tiene que haber ochenta! ¡Deprisa que nos coge el toro!
Los invitados entraban en la sala.
-¿Cómo van las ensaladas?
- En el carro. Listas para salir.
Afuera sonó la marcha nupcial. Los novios llegaban al restaurante.
Desde la cocina oíamos una voz soliviantada de mujer que no combinaba nada bien con la música.
-¡Me cago en tu padre, Zacarías! No me digas que esto de empezar el matrimonio con secretos no es honesto. ¿Tú crees que este es el mejor momento para contármelo?
La voz aullaba cada vez más cerca de la cocina. Las puertas se abrieron y entró la novia tirando del novio que venía dócil, con la cara tan blanca como el vestido de ella.
-Ahora te van a dar mucho por culo. Yo me voy y tú te quedas para explicar a todos lo que ha pasado. Que se enteren de que pie calzas. Por casa ni se te ocurra aparecer. ¡Adiós, capullo!
La novia salió por la puerta de atrás. El novio se quedó tieso y desbaratado.
Camareros y ayudantes de cocina estábamos serios y en posición de firmes aunque, por dentro, sonreíamos con el estómago. Era, posiblemente, uno de los peores días en la vida de aquellos dos, pero nosotros íbamos a cenar solomillo y lubina. Como dios.




LluviaNuria Millet

La lluvia es un estado de ánimo. Me preguntaba cuando había empezado a preferir los inviernos y otoños. Estábamos en un comedor de bóveda de piedra antigua, y en el exterior la lluvia caía con fuerza, lavando las hojas de los árboles y alimentando el musgo que recubría las rocas. Dentro de la casa las llamas de la chimenea se agitaban crepitando en un baile incansable. Un montón de leños de madera esperaban convertirse en cenizas.

Y nosotros cenábamos al calor de la conversación. Por un momento me quedé mirando el cristal de la copa como si reflejara los veinte años que llevaba junto a Daniel. Una década era un periodo importante y significativo en cualquier vida. Dos décadas eran un periodo definitivo. Los dos habíamos enredado nuestras vidas, construyendo un oasis de cariño y complicidad. Y ahora habían pasado dos meses desde el diagnóstico. Intenté hablarle del tratamiento, de afrontar juntos lo que viniera...“Pero ¿qué me estás contando?", preguntó Daniel. Él no estaba dispuesto a tirar la toalla. “Estoy seguro de que todo irá bien. Y también estoy seguro de que el año que viene volveremos juntos a esta casa perdida en el bosque.” Y sus ojos sonrieron.




Mafalda emigra a EspañaAlicia Sánchez

“¿Qué hace Mafalda en España?”, seguro que te estás preguntando.
Estudié idiomas y quise trabajar en la ONU pero no aprobé las oposiciones. También fallé en mi intento de casarme con aquel morocho de ojos verdes que vivía a dos cuadras de mi casa. Susanita se operó los pechos y así, siliconada, le fue muy fácil arrebatármelo. Sí, me quedaba Felipe, pero es que resulta que Felipe era gay. Se hizo una ortodoncia y así, con unos dientes de anuncio, se fue a San Francisco. Creo que ahora es el Boris Izaguirre de allá. También estaba Miguelito. Lo último que supe de él es que andaba tirado por los bajos fondos de Buenos Aires. Quiso ser poeta pero, en su búsqueda del paraíso, se enredó con la falopa y así se ha quedado, delirado de tanto darle al verso. Ya sólo quedaba Manolito, y con Manolito me casé. El pibe valía lo suyo, y, a los 30 años, ya era el dueño de una cadena de supermercados. Pero llegó la crisis y nos arruinamos. Fue entonces cuando llegamos a España.
Yo doy clases particulares y mi marido trabaja de reponedor. Laburo diez horas al día y mi sueldo es una miseria. Me pasó el día contando los años que me quedan para jubilarme.
Y, por si fuera poco, hoy he llegado a casa rendida después de un día de perros y ¿qué me encuentro en la mesa? Un plato de sopa. ¡Puaj!

MICRORELATOS DEL CONCURSO (IV)

Maldito EstrechoCarmen Mirones

–¿Cómo quieres qué no llore; cuando me estas diciendo que mi hijo no llegó?
Los lagrimones de lo ojos de Halima formaban chorreones negros de kohl, en su castigado rostro que limpiaba con su hatta.
–Es muy facil decir que no llore. Pero tú, Fátima, me estas contando que la patera de mi hijo se hundió en medio del maldito Estrecho. No, no me consueles con palabras huecas. El tuyo; tu hijo llegó hace dos años. Fue él quien sembró el veneno de la marcha en nuestra sangre. No Fátima; tú no me entiendes. No te reprocho los sacrificios que tuvimos que hacer para conseguir el dinero.
Oh, Fátima, perdóname, no sé lo que digo.



La canción definitivaJoan Parramon

Notas en la cabeza, al ritmo de la gente, la chica de la bicicleta: debería estar saliendo de algún lugar; morena, alta y seca, pelo despeinado una cascada de cuerdas al viento: “Toda la pesadez del día, se disuelve, como la sal en un vaso de agua… sin dejar rastro. Solo una sonrisa ilumina el resto del día”.
La había visto hacía unos días, llegando con su bicicleta: “algo en común entre nosotros me expande, me elevo hacia el cielo de la tarde y vuelo desde nieves perpetuas atravieso valles y antes de llegar al mar igualitario, me paro aquí, mirarte, sentirte…, este es mi sitio”.
Notas que siguen resonando: “No, no pienso decirte nada, hasta no encontrarte por tercera vez”.
Guillem, se quedo inmóvil, había estado mirando como bajaba y paraba, ahí justo a su lado fue feliz. Sí, desde que había empezado con el bajo, quería componer la canción definitiva: Una llamada que te obliga a pararte estés donde estés, subir el volumen, cerrar puertas y ventanas, despertar tu ser más primigenio y ya estás perdido: pierdes el autobús seguro; no gritas contra tu amigo; dejas en su sitio el cuchillo de cocina que querrías utilizar con tu ex pareja y lo que es más curioso: tampoco te cuelgas. No quieres terminar nada, intuyes que estás al principio. Lloras y desciendes volando hasta llegar al mar igualitario.
Sí, conseguí terminar la canción. No, no fue la definitiva. Una más para llenar el cuenco de la belleza.



Amor de barDolores Ferrer

Gloria aferró con fuerza el vaso de tubo y reunió la decisión suficiente para acercarse al chico que había llamado poderosamente su atención desde el mismo momento en el que había entrado en el pub.
Destacaba entre sus amigos con su amplia sonrisa, su tez oscura y ojos almendrados.
Fingiría tropezar al pasar por su lado y derramaría la bebida y él, caballerosamente, la invitaría. Así iniciarían una conversación que... ¿quién sabe dónde les llevaría?
Gloria intentaba calmar los latidos de su corazón cuando una duda invadió su mente.
¿Y si pensaba que era una alcohólica que iba borracha? No la tomaría nunca en serio.
Los pasos de Gloria vacilaron hasta que el muchacho levantó la mano y saludó hacia la puerta.
¿A quién miraba? Se preguntó Gloria frunciendo el ceño. Seguro que a alguna furcia medio desnuda.
La furia empezó a bullir en su interior. Ella intentando ser amable, y él engañándola ya con otra. Y siempre sería así, estaba segura. Tras una larga relación en la que ella le entregaría su amor, tiempo y dedicación, él la dejaría por alguien más joven. Todos eran iguales.
Oscar levantó la mirada y sonrió a la pelirroja que se había detenido frente a él.
–Hola –saludó.
–Esto es por pegármela con otra, cabrón –espetó Gloria arrojándole el cubata a la cara.
–Pero... ¿qué me estás contando? –preguntó Oscar, confuso, a la espalda que se alejaba.



Feria de intimidades - Salvador Carracedo
(no entró en concurso por no cumplir los requisitos de tener extensión de microrelato)


La Calle Vista Alegre hacía honor a su nombre, por la animación y el aspecto. En una de sus plazoletas se encontraba la Zapatería Cenicienta, en la que, según decir de la gente, uno podía encontrarse con sorpresas. Allí fue a parar Casimiro un día de primavera, en el que salió por los barrios de su ciudad, “para no perderse la vida”, como él solía decir. Había oído hablar de ella. Le sorprendió su amplio escaparate, la iluminación y el público que lo rodeaba, como si fuera un espectáculo. La gente hablaba animada. Él se acercó, intrigado.
-¿Hay siempre tanto curioso? –oyó que alguien preguntaba.
-Últimamente sí, sobre todo desde lo de aquel cliente extraño.
-¿Quién era? ¿Qué pasó con él?
-No se sabe con certeza; pero se dice que salió enfadado y que pronunció
unas frases enigmáticas y amenazadoras. A partir de entonces, cuando se descuidan,
¡zas! lo de siempre: suceden cosas raras y no siempre agradables.
-Cuando se descuidan, ¿qué quiere decir?
-Las empleadas se cansan de avisar e informar, pero no vale; siempre hay alguno que se olvida y se despista.
-Explíquese, que no le entiendo. ¿De qué avisan e informan? –Casimiro
asintió con la cabeza, como si el que preguntaba adivinara sus pensamientos.
-Verá: advierten a los compradores, una y otra vez, que deben probarse los zapatos uno a uno, pero nunca los dos a la vez.
-¿Y si lo hacen, qué pasa? –Casimiro estaba expectante.
-Pues algo de lo más original. Tienen un comportamiento imprevisto y expresan, según dicen, sus deseos más íntimos y oscuros, sus aficiones o sus tendencias particulares.
Poco a poco se fue haciendo un corrillo alrededor de estas dos personas. Todos querían hablar. Casimiro no perdía palabra.
-Sí, yo sé de alguien que comenzó a bailar.
-Y otros rompieron a llorar.
-Alguno quiso conquistar a las dependientas.
-Y no faltó quien se puso a robar lo que veía.
-Se afirma que, incluso, hay quien viene a probarse los dos zapatos simultáneamente, para tener una experiencia.
-¡Qué me estás contando!
-Lo que oyes.
La conversación seguía. Casimiro se quedó pensativo unos minutos. Después se decidió a entrar. La luz era suave y creaba intimidad. Tomó en el mostrador un par de su número y fue a acomodarse. Observó toda la tienda. Cuando iba a probarse el primer zapato, vio que una mujer accedía con paso firme, como si desfilara por una pasarela. Percibió la belleza que exhibía su figura y lo que ocultaba. La siguió con la vista. La vio pedir un bonito par de fantasía. Al tenerlo en sus manos, acarició la piel con la que estaba hecho, esbozando una sonrisa. Buscó donde sentarse. Se puso el izquierdo. Se levantó y se miró en el espejo. Casimiro reconoció que el pie de la mujer embellecía el zapato. Volvió a su sofá. ¿Y ahora, qué haría? Echó la vista en derredor, como buscando espectadores. Cogió el derecho. ¡Se lo iba a poner! No, esperaba. Volvió a sonreír. De repente, se lo calzó sin quitarse el otro y se levantó. Y, como transformada, comenzó a contonearse voluptuosamente, al tiempo que se soltaba el pelo. Luego inició el recorrido por los botones de la blusa, que la obedecían y dejaban su busto al descubierto. Todos la miraban y se miraban entre sí. Fuera, la gente escudriñaba tras el cristal. Casimiro, boquiabierto, vio cómo se quitaba la blusa y la tiraba al aire. Al bajar las manos en busca de la falda, se oyó que alguien gritaba: ¡basta. corten!

jueves, 8 de mayo de 2008

MICRORELATOS DEL CONCURSO (III)

Al amparo de la misma miradaJuan Carlos Ruíz

León era un Mastín de años cumplidos. Era canelo, grandullón… y tenía la mirada gravosa y callada, como todos los mastines. A la muerte de su amo de siempre, León quedó sin lindes que proteger, ni pies en los que guardar vigilias. Huérfano, vagó por caminos de hambre, y tuvo fatales encuentros con pastores trashumantes, que azuzaron a sus perros de rabia para que lo despedazaran con feroces dentelladas.
Una mañana de nómada soledad, el perro, encontró una verja abierta, y atraído por un olor a troncos de hogar, se adentró por un sendero de sombras que le condujeron hasta un caserón de labores.
José, se mecía en el vaivén de su mecedora bajo un emparrado de uvas. El perro tranqueó despacio…Se detuvo a unos pasos ante el viejo que dormitaba. Quizá intuyó en él, la continuación difusa de su antiguo amo…Se acercó un poco más…
–¿Y tú de donde sales viejo lobo?– José le extendió su mano con dulce curiosidad. –Estás flaco y desmelenado–. León, al relance de su calidez se aproximó confiado, y lo miró sin otra nobleza que su edad. Ambos se reconocieron en la misma mirada. Una mirada honesta, profunda, digna. –Ay perro… En esos ojos, parece que me estás contando los ojos de alguien–.
León, le olisqueó los pantalones de humo, y añoso, se recostó a sus pies, en la blandura del limo.
Arriba, en los álamos, los pájaros revoloteaban estúpidamente distraídos. Había paz en el aire. En el Otoño, el campo fluía sin tensión.



Un día por delanteFrancesc Sisteré

Un hombre, vestido con un traje impecable, su cuerpo ligeramente inclinado hacia delante, los brazos apoyados en la barra del bar, sigue inquieto los movimientos del camarero en su ritual diario, hervir el agua, unos minutos de reposo... El hombre mira su reloj, ya llego tarde, pero no puedo irme sin tomarme el té, piensa. Lo bebe a sorbos cortos, manteniendo la infusión en la boca unos segundos para no quemarse la garganta. Vacía por fin la taza y siente el calor apoderarse del interior de su cuerpo. La taza frente a él, todo un día por delante, imprevisible. Coge la taza con fuerza, las manos le tiemblan. Cierra los ojos, llena los pulmones con el aroma dulzón del ambiente y aguanta la respiración. A ver poso del té … ¿Qué me estás contando? Se acerca la taza, abre los ojos y, tras unos segundos, exhala el aire retenido, relajando toda su musculatura. Un nuevo día sin problemas.



¡Sorpresa! Débora Castillo

Bernardo frenó y salió para cerrar el garaje. No le vio venir, de repente lo tenía al lado.
- ¿Te interesa?
Con el susto, Bernardo no entendió.
- ¿Qué dices?
- Si te interesa una de estas, digo. Regalada.
El muchacho sostenía una cámara digital pequeña como la palma de su mano.
“Nos vendría bien en el estudio. Aun teniendo dos nos quedamos cortos”. Bernardo arrugaba el morro. “Estás majara. Tu muje es policía. Como sepa que compras género robado, te mata”.
- ¿De dónde ha salido?
- ¿De dónde? Esta se acaba de caer del camión.
- Robada.
- A ver tío ¿qué me estás contando? – estaba perdiendo la paciencia - ¿Tú sabes mi nombre? Yo tampoco sé como te llamas tú. Me das el dinero, te doy la cámara y adiós.
- ¡Bernardo! – Carolina, su mujer, desde el coche - ¡Llego tarde!
- No interesa, gracias.
Corrió al coche y arrancó.
- ¿Y ese?
- Quería dinero, para comer, decía, pero le olía el aliento a vino.
Por la noche al volver a casa, Carolina ya estaba allí.
- ¡Hola guapo! Estoy en la cocina. Tienes un regalito.
Encima de la mesa del despacho estaba la cámara de aquella mañana. Carolina sonaba desde la cocina.
- Hemos detenido a un chaval que llevaba cinco encima. Con mi compañero hemos pensado que quienes éramos para desperdiciar la oportunidad. Total, una para él, una para mí y tres para comisaría. Para el estudio te vendrá bien. ¿Te gusta cielo?



AngustiaMiguel Viola

Me encontraba perdido dentro de la habitación. Intentaba apresuradamente salir de allí. La ansiedad unida a la torpeza de mis movimientos me impedía encontrar el pomo de la puerta. Fuera la algarabía, la fiesta donde las risas se entrelazaban con los chistes y el buen humor. Yo en la negritud de aquella pequeña superficie probaba con mis manos sudorosas abrirla para poder contactar con aquella gente y su excitación. Palpaba nerviosamente por las paredes. El nerviosismo me impedía hallar la llave que quien sabía donde la había puesto. Metido en la penumbra afloraban en mí los negros sentimientos desde la desorientación hasta la desesperación por salir de aquel cuarto. Mientras un ejército de espectros fantasmales en una especie de aquelarre se agolpaban sobre mis sienes intentando mi aniquilación. Intenté un grito, pero quedo ahogado entre el vocerío ensordecedor. Transcurrió mucho tiempo hasta que se difuminaron las risas y los gozos. De pronto se hizo el silencio. Mientras mi cuerpo se contorneaba entre las esquinas de aquellas paredes de corcho de fina y sutil capa, tan sutil como la capa que separa el mundo real del fantástico, cayendo en pronto supino, alzando la mirada de mis ojos vidriosos fijándome en aquella débil y tenue luz en el fondo del techo que lentamente iba desapareciendo.

MICRORELATOS DEL CONCURSO (II)

El encargoJulia Soria

Me habían encargado un estudio de mercado sobre un negocio de pesticidas, que no me gustaba nada.
Estaba irritada.
No existe en mi carácter ni un ápice de violencia física. Sí por el contrario, en el orden de la dialéctica. Soy capaz de discutir enervadamente hasta quedar exhausta y esto puede provocar en mí la idea -siempre en sentido metafórico- de “matar”. Es decir, ganar la batalla, llevar a mi terreno al contrincante, hacerle pedazos, aniquilarle. Verlo a mis pies rendido y sin argumentos, empequeñecido, humillado, totalmente trastocado y hundido por mi razón. No necesito matarlo. Ya se ha muerto dentro de mí…
Entonces me giré, me levanté de la mesa de trabajo gritando:
-¡¡pero que me estás contando!!...
Y allí estaba él, inerte, yacía tirado sobre la alfombra de mi despacho.
Su corazón no había podido resistir la tremenda tensión que había acumulado durante aquél día en que yo me levanté mal y me fui poniendo peor a medida que transcurría la jornada. Le tocó a él, como siempre. Su parsimonia y poca claridad mental para solucionar los problemas que se presentaban cada día en el gabinete, conseguía sacarme de quicio. Y me ensañé con mis malas (o buenas) artes en una violenta y agresiva discusión.
Y se murió, yo no hice nada para conseguirlo; pero así fue.
Descanse en paz.



El colegioNuria Millet

El colegio estaba abandonado. Tenía un patio con un pozo de piedra y una gran aula única. Antes todos los niños del pueblo, de diferentes edades, estudiaban juntos y el maestro dosificaba y dividía su atención entre los grupos. Mientras los más pequeños hacían una redacción, los otros recibían clase de matemáticas. Quedaban los colgadores de batas listadas, un mapamundi antiguo y desfasado, los desgastados pupitres de madera y la pizarra con algunas tizas rotas. A mi primo Ramón y a mí nos gustaba rayar los pupitres y hacer dibujos con las tizas en los suelos de piedra.
En los alrededores del colegio había campos de trigo con algún tractor solitario. Cuando nadie nos veía subíamos al tractor, con cierta dificultad, y nos colocamos delante del volante para jugar a que lo conducíamos. Sabíamos que el tío Juan había perdido la pierna por un accidente con el tractor, y cuando lo encontrábamos cojeando con la pernera suelta de su pantalón, lo mirábamos con respeto.
Una tarde el tío Juan me contó que en el fondo del pozo del colegio había un tesoro “¿Qué me estás contando? No te creo”. Pero él me explicó que fue durante la guerra, cuando algunos habitantes del pueblo tuvieron que huir y escondieron su posesiones más valiosas allí. Me dijo que algún día rescataríamos aquel tesoro. Y aunque el pozo se secó y nunca lo hicimos, desde entonces todavía le miré con más respeto.



Convertirme en princesaEva Lleonart

—¡Qué me estás contando!
No podía creer que el príncipe en persona visitaría el hospital y yo, como directora, le enseñaría las instalaciones. Mi astrólogo y aprendiz de brujo realizó el conjuro: A las doce en punto el heredero de la corona quedará hechizado y pedirá en matrimonio a quien esté mirando en ese instante.
Faltaba un minuto para las doce cuando el fornido camillero apareció al fondo del pasillo. Lucía uniforme blanco de manga corta y empujaba sin esfuerzo una camilla vacía. El príncipe lo contemplaba absorto e intenté llamar su atención. Alteza, ¿seguimos?
No hubo respuesta. Aunque no me extrañó, con esos brazos…



¿Diga? - Elisabet Baurier

La enfermera que le dio el resultado de las pruebas de esterilidad no sabía que tenía delante al hombre más poderoso del mundo.
La dependienta de la juguetería que le vendió el bingo ignoraba que aquel tipo montaría una revolución sólo porque no tendría a quién legar su cargo.
El taxista que lo llevó a la oficina no imaginó que transportaba al infértil responsable de adjudicar número a todos los teléfonos del planeta, el encargado de que no hubiese ningún número repetido, el controlador supremo de la telefonía universal.
La secretaria que le abrió la puerta intuyó que algo le pasaba porque nunca entraba sin decir hola.
El limpiacristales supuso que el hombre había enloquecido porque no paraba de sacar bolas del bingo, mirarlas y teclear números en los ordenadores de su mesa.
El programa de adjudicación de números se descontroló porqué cada vez que él entraba una nueva cifra alguien en el mundo perdía su número y éste se desviaba a otro teléfono.
La voz infantil que llamó a su móvil preguntando por tía Helena le hizo sonreír. Contestó “No sé qué me estás contando” y colgó. Entonces empezó el caos y, desgraciadamente, la enfermera nunca pudo comunicarle que se confundió con las pruebas.

viernes, 2 de mayo de 2008

MICRORELATOS DEL CONCURSO (I)

Mudanza - Joan Altimiras

La hierba crece de noche, oí que alguien decía. Yo nunca lo he visto.
—La cajas casi están preparadas —me dice —quedan unas pocas, saldré a por cinta adhesiva.
No consigo recordar cuando me dijo que se iba. —¿Qué estás haciendo? —le pregunté anoche, cuando vi que empezaba a meter cosas en las cajas que acababa de traer del supermercado.
Oigo la puerta cerrarse, me levanto del sillón, me ajusto el batín y miro por la ventana. La veo alejarse calle arriba, con paso apremiado. Deambulo por el apartamento entre las cajas a rebosar; las voy contando. Me extraña ver algunas de mis cosas en ellas. No entiendo porqué se las lleva, se lo preguntaré.
Ya lleva rato precintando cajas, cuando suena el timbre. —Es un amigo —me dice, pero sospecho que es su amante, por cómo se miran. —me ayudará con las cajas.
Me pide que me vista, no veo porqué. Me insiste y al final cedo cuando quiere ayudarme, para no contrariarla delante de un extraño.
Los miro sentado en el asiento trasero, con la ventanilla bajada, huele a primavera. Creía que estábamos en otoño.
Paramos delante de una casa antigua, grande, muy bonita y cuidada, tiene un gran jardín con mucha hierba y grandes árboles. Un chico con un carrito carga las cajas y una maleta y se los lleva. Me presenta a una señora muy guapa que lleva una bata blanca.
—Papá estarás muy bien —me dice, mientras me da un sonoro beso.



Desde el Paraíso - Carmen Mirones

Adán
¡Qué me estas contando Señor! Exclamó Adán cuando el Señor le dijo.
─Adan; hijo, te veo muy aburrido. Así que voy a darte una compañera.

Eva
¡Qué me estas contando! respondió Eva a la serpiente mientras ésta le contaba cosas muy interesantes sobre el árbol del bien y del mal.

La Serpiente
¿Qué me estas contando de Adán? Preguntó la curiosa serpiente a Eva, saliendo del sueño que le había producido el conejo que se había comido por la mañana.



La geometría de Juana - Carla Lazcano

“Me llamo Juana y estoy aquí porque, como todos pueden ver, hoy soy un rombo. No siempre fui así, pero una noche -el dolor, la sangre espesa en la ducha – sentí como mis curvas se transformaban en aristas. Salí del baño envuelta en la toalla intentando que mi marido no notara mis vértices. Fui a la cocina y cogí la tetera con estas estrellas inútiles que tengo en lugar de manos. Ni siquiera el estallido de la cerámica contra el suelo despertó a mi esposo. Entonces lloré, silenciosamente. Lloré por la pérdida de mi redondez y de mi niño.
Y va mi jefe y me dice no se qué de la crisis económica y la reducción de personal. Tonterías. Nadie quiere tener a un cuadrado bajo dependencia.
Y va mi marido y me dice que estoy ocupando toda la cama, pero ¿no ves que hoy soy un triángulo?, le dije.
Así que tuve que dejar mi trabajo y mi casa; mudarme a un sitio donde no molestara a nadie con mis puntas. Yo sólo quiero ser redonda para poder contener un tierno punto en mi interior.
Entonces una amiga me dijo que todos aquí eran polígonos como yo y que nadie iba a juzgarme por lo que les estoy contando.”
Todos aplauden. Ahora le toca el turno a Javier. Abrazada por sus palabras, Juana comienza a sentir como su ropa que hasta ahora parecía colgar de una rígida percha empieza a posarse suavemente sobre sus ondulados hombros.



Nada - Roser Mañé

Harta de preguntarle: “Qué me estás contando” y de no obtener respuesta, la Luna llena, en aquella noche vacía, abandonó al poeta.
Esperó al Sol, pero al amanecer, el astro cómplice lo cegó. El poeta ciego rompió con ira su “nada” y, desnudo de ella, gritó al mundo exigiendo luz. Fue entonces cuando éste le ayudó a escribir su primer poema.
Al día siguiente el Sol llamó a la Luna para que escuchara atenta las nuevas rimas. Ella dejó la noche vacía y escuchó al poeta.

domingo, 27 de abril de 2008

PUBLICACIÓN DE LOS MICRORELATOS PREMIADOS

PRIMER PREMIO
Castillos - Ana Marín

Cuando él la besaba, ella cerraba los ojos y veía un castillo.
Al principio, sólo veía las murallas exteriores, pero poco a poco, conforme los besos se hacían más intensos, empezó a conocer el castillo por dentro.
Se pasaba el día esperando la hora de verlo, para que la besara de nuevo y volver a aquel sitio. Mientras sus labios la acariciaban, ella recorría los jardines contando las flores, los salones apreciando el buen gusto del mobiliario y las habitaciones tocando con la punta de los dedos de las sábanas de seda.
Había notado que se trataba de un castillo medieval, por los vestidos que encontró en uno de los armarios. “Me gustaría conocerlo todo, tendría que besarme más”, pensaba ella mirándolo tumbado a su lado, disfrutando de un apacible sueño. A veces no resistía y le preguntaba “¿Estás dormido?”. Casi siempre conseguía su objetivo y él volvía a besarla.
Un día, al cerrar los ojos se encontró en una parte oscura y húmeda del castillo. “Las mazmorras”, pensó asustada. Intentó detener el beso, pero él estaba muy emocionado y no estaba dispuesto a separarse. Su miedo se convirtió en terror cuando vio al verdugo, que mostraba un afilado cuchillo. Con paso firme, se acercó a ella y con dos cortes precisos le sacó los ojos.
“¿Admitirás ahora que eres una bruja”, le preguntó el verdugo.
Ya nunca más abrió los ojos, y en consecuencia, tampoco pudo cerrarlos para ver castillos.



SEGUNDO PREMIO
Receta para componer un haiku (sushi de poesía) - Alicia Sánchez

INGREDIENTES:
100 g. de inspiración
50 g. de talento
2 láminas de tristeza
un chorrito de alcohol

Para el relleno:
Desasosiego
Angustia vital
Males de amor (opcional)

PREPARACIÓN:
Hierve la inspiración en agua caliente. Escúrrela y adóbala con el alcohol. Resérvala.
A continuación, trocea el talento en sílabas, contando un máximo de 17.
Extrae las láminas de tristeza de su funda y colócalas sobre la esterilla de bambú.
Extiende la inspiración y el talento sobre las láminas.
Rellena el sushi de poesía al gusto, alternando el desasosiego con la angustia vital, sin olvidarte de los males de amor. Este último ingrediente puede resultar algo empalagoso, por lo que se aconseja probarlo antes de incluirlo en la receta o evitarlo completamente si estás en plena crisis sentimental.
Enrolla la lámina de tristeza. Para que el relleno no se desparrame, es importante evitar el verbo inflamado y apostar por la contención.
Finalmente, corta los trozos de sushi con el cuchillo afilado de la crítica y colócalos en una bandeja tamaño din a 4.

Ya sólo queda vender el sushi en el mercado (que según me dicen, es lo más difícil).
Buena suerte y... bon apetit!



TERCER PREMIO
Lenguajes - Ana Montilla

Al vivir siempre rodeado de cuevas, montañas o acantilados, Yul había adiestrado el oído desarrollando una prodigiosa habilidad que le permitía reconocer el eco de cualquier sonido, en cualquier lugar, incluso allí donde era imposible su propagación.

Yul se tiraba fuertemente del labio inferior, con la mirada primero perdida, más tarde analítico-delirante y por último abrasadora, salpicada de chispitas púrpura, color que teñía sus ojos de avellana tostada cuando tenía una idea brillante:¡Eureka! Eka-eka-ka-a-a.
Salió de casa para emprender un larguísimo viaje, durante el cual elaboraría un inmenso diccionario. Llegó incluso hasta La India, allí anotó el roce de una mano infantil acariciando el mármol del gran palacio: Paktaaa. Una joven morena cortaba la etiqueta de su nuevo vestido. Zasin. En Laponia, una bola de nieve de 10 cm. de diámetro cayó en un charco. La nieve nueva se fundía con el hielo antiguo de la superficie: Esuk.
Transcribía febrilmente momentos irrepetibles, modulados por el eco y asociados a conceptos internos.
Al regresar a su país escribió esta carta: Paktaaazasinesuk-Yamaegnip-sako-prabur-maizan[…] (“Amor, ¿dónde estás?, perdóname, vuelve…¡he comprado plumcake de arándanos para el desayuno![…]) y la echó al buzón. La súplica contenía, entre otros, vientos que azotan paraguas volviéndolos del revés, ropas deslizándose por cuerpos, granitos de azúcar derramándose sobre mesas metalizadas, la nieve, la etiqueta y la caricia infantil.
Una tarde, mientras estaba contando las múltiples grafías de un nuevo sonido, Yul vislumbró a lo lejos una columna de humo que ascendía trazando extraños dibujos.
Una mirada interrogante perfiló sus ojos.



PREMIO ESPECIAL DE LA CRÍTICA
La destreza de mi trazo - Tebu Guerra

Al lápiz de Emma le faltaban vitaminas. La goma, en cambio, no paraba de saltar por toda la casa borrándolo todo, las líneas de su libreta, la letra ñ del teclado del ordenador, la sonrisa de su cara. Fui en su auxilio.

Me recibió con el lápiz en la mano. Me estaba contando lo que ocurría cuando vi que su pie izquierdo había desaparecido –necesito que me dibujes –. Presumo de la destreza de mi mano, y conocía a Emma tan bien que podía hacerlo de memoria. Se tumbó sobre la mesa y comencé a dibujarla.

El lápiz estaba cansado, no lograba terminar un dedo antes de que desapareciera otra parte de su cuerpo. Ella aprovechó para sugerirme –Podrías obviar los juanetes. ¿Y hacerme las piernas finas?, me sobra cadera–. Yo encantado: nada de celulitis, fuera la barriguita, ¿y los pechos? Inspiración mía.

La goma se acabaría gastando, pero mientras, lo más delicado era el interior. ¿Quién conoce a la perfección esa maquinaria? El bazo, un riñón, y el corazón. Me esmeré, claroscuro del músculo vital. Pero fue precisamente aquí donde cometí el fallo, un olvido imperdonable.

–Ya estás–. Ella respondió que muchas gracias, no lo olvidaría. De eso hace dos meses. Ya no me llama, siempre está con otro. Me he prometido no caer de nuevo en el mismo error, si dibujar a otra persona es la única salida, no olvidaré trazarle un candado, bonito, bien cerrado, y guardarme yo la llave para siempre.

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CUARTO PREMIO

Cajero automático - Teresa Esmatges

De camino al restaurante, vi el neón de un cajero automático y entré. Me venía de perlas, pues sólo tenía dos míseros euros.
Introduje mi dinero de plástico para sacar un par de billetes de 20. Presionaba la pantalla táctil, siempre lo mismo: cantidad pit, sacar dinero pit, número secreto pit pit pit pit. Cuando tenía mi mano en la ranura para retirar la tarjeta, un sonido reclamó mi atención.
Una pastilla azul con letras blancas anunciaba:
lo siento, no te puedo dar dinero, pero puedes escoger una de estas tres opciones:
CONSEJO, INSPIRACIÓN, ORÁCULO
Tardé en reaccionar. ¡La máquina me estaba contando algo! Había recuperado mi tarjeta y podía largarme, pero quería seguir adelante.
Me perturban los oráculos, aunque no crea en ellos. La inspiración, ¿para qué?, esta noche sólo quiero diversión. Así que un consejo nunca viene mal, siempre puedo no hacerle caso.
CONSEJO ¡gling!
Estás de suerte, has sido la única que te has quedado a dialogar conmigo, es muy dura la vida de un cajero automático y por eso te concedo las tres opciones. Te aconsejo que si quieres dinero te busques a otro, te inspiro la historia sobre lo nuestro y el oráculo es la opción imposible, pero me gustaría decirte que volverás. Gracias por tu generosidad. Tienes unos dedos magníficos.
No pude más que sonreír, lo acaricié, me dedicó un recital de luces y sonidos. Decidí que aquella noche no necesitaba dinero, lo iba a pagar todo con tarjeta.



QUINTO PREMIO
Es una pesadilla - Dolores Ferrer

y me despierto sobresaltada.
El sudor brota de mi piel y las sábanas están pegadas.
Mis jadeos de espanto cubren el espacio con nubes de vapor.
El corazón corre en carreras de fórmula uno incapaz de alcanzar el sueño escurridizo.
Y se hizo la luz.
El familiar olor de caldo de puchero. El sonido de tuberías, cisternas y televisores. La visión de la vida y la realidad.
Sobre la mesilla un paquete de tabaco a medio terminar, las llaves del coche y la tarjeta del paro y algunas monedas sueltas.
¿Qué me estás contando?
Apaga la luz.
Prefiero dormir.
Zzzz, Zzzz.



ENTREGA DE PREMIOS CONCURSO MICRORELATOS


El viernes 25 de abril tuvo lugar la entrega de premios
del primer Concurso de Microrelatos

en el restaurante El Caliu de Gracia.

AND THE WINNERS ARE...








miércoles, 23 de abril de 2008

FALLO DEL CONCURSO DE MICRORELATOS


Al concurso de presentaron 34 originales
que se irán publicando íntegramente
en este blog a lo largo del mes.

Os recordamos que la entrega de premios
tendrá lugar este viernes 25 de abril, a las 22 h.
en el Restaurante el Caliu, Torrent de l'Olla, 38-40.
No olvidéis confirmar vuestra asistencia.


lunes, 21 de abril de 2008

CENA PARA LA ENTREGA DE PREMIOS

si os es más cómodo podéis enviar un mail
concursomicrorelatosaula@gmail.com
para confirmar vuestra asistencia.
¡¡¡OS ESPERAMOS A TODOS!!!

Os agradeceríamos que fuera antes del 24 de abril, pues tenemos hacer la reserva del restaurante y elegir menú.
GRACIAS




martes, 15 de abril de 2008

PARA CUENTISTAS VIAJEROS

Ahora que ha finalizado el plazo del Concurso de Microrelatos, a quien le interese puede participar en otro concurso, con un premio mucho más suculento y desatar su pasión por los viajes.
Para más información


lunes, 7 de abril de 2008

ELISABET BAURIER, PREMIADA

Una de nuestras "cuentistas" ,
Elisabet Baurier Montmany
ha quedado finalista en el concurso
Ana María Matute de Narrativa de Mujeres
con el relato
Vida parcial de una mañana insólita.


¡Nuestra enhorabuena!

lunes, 31 de marzo de 2008

jueves, 27 de marzo de 2008

DOLORES FERRER PUBLICA NOVELA


Una de nuestras cuentistas, Dolores Ferrer,
publica su primera novela.

Os esperamos a todos a la presentación
el día 1 de abril
a las 19 h en el Corte Inglés.



SINOPSIS
De niño, Daniel fue secuestrado por un psicópata apodado "El Cuentacuentos".
En la actualidad se ha convertido en un joven empresario de éxito que ha olvidado lo sucedido en aquel verano de su infancia, que le cambió para siempre y que no pudo esclarecerse.
Pero tras una extraña figura en una casa abandonada, que los psíquicos afiman que es la Muerte, deberá buscar respuestas en su pasado mientras se enfrenta a una peligrosa secta y a un equipo de policias de lo paranormal.
Sólo el
Guardián de las Puertas, que vigila el tránsito entre mundos, puede ayudarle ahora.



martes, 18 de marzo de 2008

CONCURSO


1ª. Modalidad:
Microrelato. El texto será de un máximo de 250 palabras (entre 1.000 y 1.200 caracteres con espacio y cada participante podrá concursar con uno o un máximo de tres microrelatos, originales e inéditos y escritos en castellano o catalán.

2ª. Tema: Libre. Tan sólo existe una condición: en el texto deberán aparecer, juntas en una frase o sueltas a lo largo de la redacción las palabras "qué" o "que", "me", "estás" y "contando".

3ª. Podrán participar todos los autores con relato incluido en el libro "Qué me estás contando" y alumnos del curso de relato I y II de Aula de Escritores.

4ª. Envío:
el relato, con el título y sin firmar a concursomicrorelatosaula@gmail.com.
Otro mail paralelo a autoriamicrorelatosaula@gmail.com, donde figure el título del microrelato/s, el nombre del autor, su teléfono y e-mail de contacto.

5ª. Plazo de presentación: Desde la convocatoria de este concurso hasta el 14 de abril del 2008.

6ª. El primer premio será de 80 euros. El segundo y el tercer clasificado recibirán un libro. Los premios se entregarán en una cena que en principio está prevista para el 26 de abril.

7ª. Jurado: Estará compuesto por tres profesores de Aula de Escritores: Sergio, Rodrigo y Lluc.

8ª. Los tres microrelatos premiados podrán ser incluidos en la próxima antología de relatos de Aula de Escritores. Todos los relatos, incluidos los premiados, se publicarán en el blog de "Qué me estás contando" una vez finalizado el concurso.

9ª. La presentación de trabajos a este certamen supone por parte de los autores la aceptación de las presentes bases.

viernes, 1 de febrero de 2008

NUESTRO PROFESOR GALARDONADO




EL UNIVERSAL.COM - 24 NOVIEMBRE 2007


–¿Te has enterado? Le han dado un premio a Rodrigo.
–¿Al mejor profe del año?
–No te cachondees, va. El Vargas Llosa de novela.
–Te acuerdas el primer día, no dábamos un duro ni por él ni por nosotros.
–Yo no entendía nada, en lugar de una clase de escritura parecía una reunión de alcohólicos anónimos. Confesiones a porrillo. Que si era su primera clase, que nos fuéramos presentando quien éramos y porqué nos habíamos apuntado. La vista fija en las baldosas multicolores del Aula.
–Ni que lo digas, ni yo misma sabía porqué estaba allí. ¡Qué apuro! Dudaba entre huir inmediatamente o mantener la calma y darnos una oportunidad.
–Costó una miaja hay que reconocerlo, pero a su manera y a su ritmo sacó lo mejor de nuestros escritos.
–Y de nosotros. Yo descubrí mi vena animal. En todos mis relatos aparecía uno, es curioso. Los ratones ganaron por goleada el primer trimestre.
–Pues a mí siempre me titulaba. Escribir vale, pero anteponer al cuento un enunciado, uff, una tortura. En cambio él, pim-pam, acabar de leerlo y clarísimo que lo tenía. Ahora me las apaño, voy anotando títulos sin relato.
–¡Leerlo! Mi asignatura pendiente, jamás había leído en voz alta lo que escribía, me atascaba. Rodrigo fue el sonido de mis primeros cuentos. Un recuerdo entrañable.
–Así que el Vargas Llosa… ¡Caramba! ¡Palabras mayores! ¿sabes si continuará dando clases?
–Pues no sé, creo que sí, que alguna hará si la fama no se lo impide.
–¿Lo has felicitado ya?
–No, no lo he visto todavía.
–Pues vamos a colgar algo en el blog, ¿te parece?
–Y ¿qué escribimos? Felicidades. Queda cursilongo…
–No sé, que nos alegramos ¿no?, y todo eso. Algo se nos ocurrirá.
–Vale, además casi todos los autores de esta Antología han pasado por sus clases, así es que en cierto modo los cuentistas somos su “otro premio”.
–¿Quién empieza?



GRACIAS RODRIGO
Las felicitaciones a Rodrigo ya se las he dado personalmente. Pero el hacerlo público en el blog me parece estupendo.
Los elogios que ha recibido por el libro, y he leído en Internet, son suficientes para no tener palabras para el elogio. Cuando un catedrático de literatura habla de la perfección, del equilibrio que hay en todos los aspectos de la novela. Pues…
Siempre recuerdo mis primeras clases; a la inefable burrita Cuca, que tantas bromas hemos tenido con ella. El que terminara saliendo el cuento fue gracias a la simple idea que la pusiera como un peluche. Parece simple; pero tienes que encontrar esa simpleza.
La combinación de los dos aspectos, real y de peluche, dio lugar a mi primer relato con pies y cabeza.
La voz de Rodrigo diciendo “Eso no me importa”. Es lo que me hace ahora continuar escribiendo; mejor o peor, pero gracias a él puedo ir desarrollando mi “asignatura pendiente”.
Carmen Mirones


Ahora que estoy lista para bailar, veo que me toca hacerlo con Rodrigo, ¡qué honor! Me parece muy buena idea brindar a su salud, a su lucha. Igualmente creo que al escritor debe amárselo por sus palabras, por eso propongo un club de lectura que comience como no podría ser de otra manera; con "Antes de perder el sentido". Cada día un capítulo para irnos a dormir con el sabor de Díaz Cortez en las pestañas. Ese creo que sería el mejor homenaje. Espero respuestas.
Carlazcano





EL PRIMER DÍA EN EL AULA
El primer día que vi a Rodrigo Díaz parecía tan asustado como yo.
Era recién llegada a Barcelona cuando entré en el Aula de Escritores y subí a la bohardilla para asistir a mi primera clase. Encontré a un joven profesor, versado en letras pero algo verde todavía en la enseñanza, aferrando sus apuntes con tanta decisión como yo mi libreta, decidido a obtener lo mejor de nosotros y sobrevivir a la experiencia.
No estaban tan lejos mis años de estudiante como para no reconocer el temor de un profesor primerizo, sus gestos, tono y esa luz en sus ojos que disparan en los alumnos un deseo visceral de convertir al educador novato en diana de todo tipo de burlas.
Yo, sin embargo, tenía bastante con mi propia timidez inicial que luchaba con el entusiasmo de realizar por fin un curso de Escritura Creativa que tanto había deseado, y ninguno de los presentes, cosa extraña, parecía tampoco interesado en el tema.
Trece extraños sentados ante una mesa nos observamos como siempre ocurre con la gente que jamás se ha visto. Tímidos saludos, miradas de reojo, nerviosismo y algo de vergüenza.
Tras las presentaciones de rigor y después de soltar un instante los papeles que no cesaba de revisar una y otra vez, Rodrigo intentó comenzar con un ejercicio suave de narración creativa que se le fue de madre. Con una sonrisa que comenzaba a congelarse en el rostro por la incertidumbre, parecía preguntarse cuándo había perdido el control, si al irrumpir la imaginaria burra en el aula o cuando los extraterrestres secuestraron al neurocirujano.
Pero lo había logrado, el hielo se había roto y ya el primer día formamos un grupo del que él mismo era parte esencial. Cuando Carmen nos dijo que nuestra carta astral era favorable, unos la miraron con una sonrisa descreída, otros la creyeron y los más pasaron amistosamente. Pero los hados estaban en verdad con nosotros y cada semana aprendíamos bajo la guía de Rodrigo algo nuevo. Las miradas huidizas desaparecieron y los papeles comenzaron a escasear a medida que la confianza y la seguridad en sí mismo se mezclaba con las ardillas con colas de rata, las palomas piratas, las someretas y la relativa seguridad de que no nos lo íbamos a comer en un salvaje rito de asimilación de conceptos mediante el canibalismo.
Formamos una unidad crítica en la que sin conocer nuestros orígenes, empleos o vidas fuera del Aula, atisbábamos en la intimidad de los demás a través de pequeñas pinceladas personales de color en nuestras obras, sin dejar espacio para la vergüenza o la desconfianza.
Fortaleciéndose día a día, ganando seguridad y desenvoltura, Rodrigo Díaz nos enseñó a usar hilos conductores y objetos para centrar las historias, como un espejo en una habitación cerrada, una gota de sangre bajando los escalones o un Tridente de Plata prendido del cuello de una joven muchacha. También aprendimos a evitar las reiteraciones y dinamizar los relatos mientras lo veíamos madurar a ojos vista y comprendimos que era uno más de nosotros, un narrador de historias que, pese a su experiencia, inicia un nuevo viaje por territorio inexplorado cada vez que se enfrenta a una hoja en blanco armado únicamente con un bolígrafo o un viejo teclado.
Dolores Ferrer Marí


miércoles, 16 de enero de 2008

LA OTRA INFORMACIÓN

Me aburre leer los periódicos, creo que, como muchos, hago una pasada rápida de titulares. Con eso tengo suficiente, lo confieso. No cada día, sólo cuando cae alguno en mis manos: en el bar, en el trabajo o en cualquier sala de espera. Me subleva gastarme el euro en un periódico que acabará en el cesto de papel reciclado al cabo de unas horas.
Estoy con Joan, me encanta la radio y es lo segundo que pongo por la mañana después de apagar el despertador. No soy tan fiel como desearía y según el día de la semana voy cambiando el dial, incluso muchas veces me detengo en la COPE, Nuria, es una manera de reafirmarme en mi posición contraria. Me gusta estar al día, saber que el mundo sigue siendo mundo, con sus atrocidades Carla, sus curiosidades o sus noticias locales. Si algo me interesa lo suficiente, consulto internet para profundizar (últimamente me ha pasado con el controvertido tema del “canon intelectual”). Informada, pero lo justo.

La opinión es lo que más me atrae, en todos sus registros, desde el periódico, en las tertulias de la radio, en la barra del bar, lo que piensa el compañero de trabajo o el vendedor de lentejas.

Lo que quiero introducir ahora es la noticia a través de la imagen gráfica. Sin palabras. Esa realidad sutil que me sugiere más de la “vida de las personas” y que en la que nadie me impone su interpretación. Cada año acudo a varios certámenes de fotoperiodismo y me doy cuenta de la “otra realidad”, de Timor, África, Agfanistán, Cuba, el Raval, Chueca, Mombai, Gibraltar, el Chateaux Rouge,... a través de los rostros de la gente que lo habita. Huyo de las imágenes morbosas que se limitan a fotografiar el suceso, cargando las tintas y robando la dignidad de la condición humana. Parafraseando a Sarte no puedo más que sentir que "el mundo en el que vivo me repugna, pero me siento solidario con las personas que sufren en él".

Hay otro tipo de información y aprovecho el blog para escribir un “relato-impresión” de una fotografía que me impactó.
Que la disfrutéis.
Teresa Esmatges


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Las buenas fotografías son mi debilidad. Las contemplo sin prisa, dejo que sean ellas las que me cuenten pausadamente sus más íntimos secretos, las historias que hay detrás y la habilidad que ha tenido el fotógrafo para pasar desapercibido. Inhalo el arte del instante, escenas irrepetibles que transcurren en una milésima de segundo, saboreo la captura de un detalle que no se repetirá jamás y escucho el astuto clic que detiene el paso del tiempo y me transporta a una realidad distinta, de la vida en silencio, de las no palabras, repleta de una fuerza enigmática que activa todos mis sentidos.
En primer plano, una anciana en cuclillas lava a una joven subsahariana, enferma de sida. La chica, en bragas, está de pie dentro de un barreño de agua, con el cuerpo frágil y enjuto, ligeramente curvado. Las manos que se apoyan sobre sus rodillas, parece que le proporcionen el equilibrio suficiente para poder mantener la posición vertical.
Apenas pueden distinguirse sus caras. Se encuentran en una semipenumbra cálida y dulzona. Un sol de media tarde se filtra a través de una puerta que se intuye abierta delante de las dos figuras y que proyecta en un segundo plano otra imagen de la misma escena.
Sobre el oscuro fondo se dibuja un cuadro blanco perfecto, donde la sombra en negro es la protagonista.
La silueta de la joven está perfectamente delimitada, no tiene volumen, ni movimiento, ni vida. Da la impresión que sea el positivo de una radiografía colgado en una pared. La cabeza parece que quiera apoyarse en el marco del cuadro ficticio, porque el enclenque y cansado cuerpo ya no la puede sostener.
Cuál sombras chinescas, la verdad y la ficción se confunden, ¿qué es lo más real de la imagen?, lo que se ve o lo que proyecta.
La fotografía me hipnotiza hasta el punto de inquietarme y no puedo dejar de pensar que cuando se cierre esa puerta y no entre la luz, la joven se desplomará bruscamente a la vez que desaparezca su sombra.
T.E.


fotografía de Gideon Mendel. África subsahariana. NG-septiembre 2005

jueves, 10 de enero de 2008

2008. MAILS, ACUERDOS Y DESACUERDOS. AUTORES VERSUS INFORMACIÓN, ADEREZADO CON LA VERDADERA IDENTIDAD DE CARLA.

A raíz de las consabidas y nada originales felicitaciones de año nuevo, vía e-mail, entre los autores (contadores y polemistas natos), ha surgido un intercambio interesante sobre el posicionamiento personal de cada uno ante los hechos sociales.
Hemos detectado que se han ido extraviando direcciones con las respuestas y, para que todos estemos al día, hemos decidido colgar los mails (que tenemos) en el blog. Desde aquí podremos acceder y participar todos de una manera más cómoda.
Si alguien tiene alguno que no se haya publicado que escriba a los que hacemos el mantenimiento o bien lo suba como un comentario.

El 2008, el debate y la identidad de Carla están servidos. ¡Barra libre!




CARLA LOPRESTI
Hoy me levanté con el propósito de comenzar a cumplir lo que he pedido para el 2008:tratar de ver el futuro con más optimismo y disfrutar de las cosas lindas que la vida nos dá.Pero como cada mañana,me siento frente al ordenador y comienzo a "informarme" con la lectura de algunos periódicos virtuales.Y es que cada vez me cuesta más ver el futuro con optimismo cuando no dejo de escuchar ni de leer noticias sobre cientos y cientos de africanos que mueren cada día sin que ya ni nos afecte porque se ha convertido en algo "normal":"X cantidad de personas mueren tras X dias a la deriva en el mar en balsas por las que han pagado quién sabe cuántos cientos de dólares para tener una oportunidad de cambiar ,ya que en sus respectivos países "X cantidad de personas mueren de hambre"o "X cantidad de personas mueren de sed" o "X cantidad de personas mueren por bombas colocadas por quién sabe qué enfermo"(¿o si lo saben?) o "X cantidad de personas mueren tiroteadas por la policia ¿? por expresar sus ideas.
y cuando me siento más aliviada al enterarme que "X cantidad de personas al fin pudieron llegar sanas y salvas a suelo español",vuelvo a decaer,ya que leo o veo o escucho que "X cantidad de personas fueron deportadas a sus países de origen " o que "X cantidad de personas no tienen derecho a un trabajo digno porque son simplemente unos SIN PAPELES", o que "X cantidad de personas se pasan horas y horas por las calles tratando de ganarse unos euros para comer y alimentar a sus hijos y escapando cada tres minutos al ver llegar a la policía".
En fin,creo que hoy me he levantado un poco negativa,no? o será que al saber que hay tantas personas que no gozan de los mismos derechos que yo ,incluso personas mil veces más preparadas y capacitadas que yo,personas que vienen de países mucho mas cercanos al mío,y personas que se encuentran en esta situación entre tantas otras cosas porque algún dia gente de aquí estando aburrida y con sed de conquista,ingresaron en su continente(como en el mío) cambiándoles sus formas de vivir e imponiendo costumbres e ideas que les eran ajenas,sin contar con todas las riquezas de las que los privaron.
Y no quiero que se tome como una ofensa ni nada por el estilo.Esto ha pasado hace miles de años y nosotros somos totalmente ajenos a esto.Lo único que yo me pregunto y les pregunto:no se puede hacer nada para tratar de ayudar a esta X cantidad de personas a que tengan una vida con dignidad? ¿no hay lugar para todos y para más?
¿No podemos pensar que si pasan tantos dias arriesgando sus vidas por salir de sus paises es porque prefieren trabajar de lo que sea o vivir donde sea antes de volver al hambre,sed y autoritarismo de sus respectivos hogares?
Mi pregunta es: cómo podemos ayudarlos ?Será simplemente comenzando a dirigirles la palabra,no?:buen día,hasta luego,feliz año nuevo,etc.
Sólo espero que este año pueda cumplir mi propósito de tratar de ver el futuro con más optimismo,pero sé que sólo lo lograré si comienzo a leer otro tipo de noticias en los periódicos,y esto sólo ocurrirá si entre todos aportamos con un granito de arena cada día para que las cosas algun dia cambien.Sé que será difícil,pero creo que un cambio será posible.
Feliz año nuevo para todos y que este año venga lleno de buenas acciones,buenos pensamientos y mucha creatividad e ilusiones.

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FANNY SORKIN
Hola Carla, este mensaje va más bien dirigido a ti aunque quizá a los demás también pueda interesarles mi punto de vista.
Yo hace más de un año que no miro la tele, tampoco leo los periódicos... simplemente intento sonreir a todos los q me rodean (a veces también tengo mis días malos), siempre hay una manera de ayudar a los q están cerca, sólo hay q abrir el corazón y escuchar, salir un poco de nosotros mismos y sentir a los demás; todos somos diferentes, pero todos queremos lo mismo: ser felices.
Que así sea, en el 2008 y en adelante.
Un abrazo


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NURIA MILLET
Hola Fanny.
No he podido evitar escribirte después de leer tu respuesta a Carla, porque tú has elegido una opción que escoge mucha gente, no leer los periódicos ni ver las noticias, y es una opción respetable pero parece que es como el avestruz que entierra la cabeza.
Hace años que leo los periódicos diariamente y es algo que forma parte de mi vida, me gusta, se ha convertido en una necesidad y una adicción. Los periódicos no sólo son información, son opinión, son una ventana abierta, nos hablan de todos los lugares del mundo, son VIDA, la vida de nuestra época...No significa que no me afecten las injusticias y las historias que cuentan; al contrario, creo que leyendo aumenta esa sensibilización y la capacidad crítica. Ya te digo que no pretendo criticarte, sólo CONTRASTAR otra forma de ver las cosas, otra mirada. y generar un poco de polémica. Eso no me convierte en alguien mejor, ni hago nada heroico en mi vida diaria para que el mundo sea mejor, sólo puedo tener pequeños gestos; pero quiero seguir abriendo los ojos a este mundo, también quiero ser feliz, y quiero seguir leyendo periódicos...y escribiendo lo que pienso...

FELIZ AÑO NUEVO PARA TODOS: FANNY, CARLA, TERESA Y EL RESTO DE "CONTADORES" DEL AULA...

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JOAN ALTIMIRAS
Yo no leo los periódicos porque me gusta mucho la radio y lo que dicen los periódicos ya lo he oido en la radio. Sólo leo algun artículo de opinión. En cualquier caso, todos los medios de comunicacion (perdón, casi todos) estan tan mediatizados por subvenciones públicas y privadas y por quien configura la propiedad, que cuando los leo o los escucho o los veo, sólo pienso que me venden la información que ellos quieren o les mandan, cuándo quieren y cómo quieren...
Prueben un día señores de comprar todos los periódicos: leerlos y compararlos: ....es interesante. Esto me sugiere la idea para un relato,: un ser que lee una noticia, no se la acaba de creer, compra otro periódico, la noticia ni sale, compra otro, sale pero interpretada al revés que el primero.....y así hasta todos los periódicos.... cuando se lo llevan los del manicomio esta masticando trozos de papel de periódico..
A ver quién se anima

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NURIA MILLET
Bona nit Joan.
Espero que no escuches la COPE.., aunque a veces haría falta.
Claro que todos los medios de comunicación acaban siendo tendenciosos y partidistas, pero la radio tampoco está exenta de eso. De todos modos, creo que el periodismo, además de informar, también debe posicionarse y opinar, en ocasiones. Hay un libro de Jose María Mendiluce, "El amor armado", que habla de que esa toma de postura es necesaria a veces.
Al final, leemos y escuchamos lo que elegimos, y lo que dejamos de elegir.
Ya ves que me gusta la polémica. Yo haría el relato sobre dos interpretaciones totalmente contrarias de la noticia, y sobre las consecuencias...
Feliz año y mucha creatividad e ilusiones, como deseaba Carla.

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CARLA LAZCANO
Hola a todos! Es curioso leer cartas que se dirigen a una Carla -que no soy yo, obviamente-. Por momentos tengo ganas de gritar; que me están contando! Tengo que detenerme a pensar: pará, loca, no te hablan a vos ... Propongo una cena que ilumine los rostros de todos (especialmente el de las Carlas...) y que nos recuerde el hermoso modo de renacer que tiene el mundo todos los dias. Abrazos dosmilochenses. Carla (la otra)

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NURIA MILLET
Que lío con lo de las Carlas, ¿no? Yo pensaba que la que había escrito el mensaje inicial, desencadenate de todo esto, era la Carla argentina. Me ha recordado tu relato "Pero...¿quién es Laura?" Y por cierto ¿quién es la otra Carla?

Saludos, ya te queda menos para acabar el día de trabajo,

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ANA MARIN
Hola, Nuria, Carla, Fanny, Joan y todos.

En este punto no puedo evitar intervenir en esta polémica. Yo trabajé en un periódico seis años, y puedo deciros, desde adentro, que no reflejar tu propio punto de vista en una nota (sea radiofónica o escrita) es IMPOSIBLE, se puede disimular, reducir al mínimo, incluso estar contrastado con el punto de vista contrario, pero si lo analizan un poco, dismpre descubrireis qué piensa el que firma la nota.
Y por eso hace falta leer de todo, para ir entendiendo diversos puntos de vista, porque, chicos, la verdad es que la verdad no existe.
No critico con esto a quienes optan por no participar del juego de los medios, la verdad es que a veces quisiera ser así, pero sencillamente no puedo. Y yo también me deprimo, Carla, no sabes cuántas veces a la semana digo "vaya mierda de mundo en el que vivimos", pero me gusta pensar que pongo lo que me toca para hacerlo un poco mejor, al menos en mi entorno inmediato.

Os deseo lo mejor a todos en este 2008: risas, amigos, diversión, fiestas y una actitud muy positiva.

Abrazos


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DOLORES FERRER
Amigas mías, debéis tener en cuenta que las buenas noticias no venden, a no ser que sean imágenes edulcoradas de niños sonrosados bajo el arbol con padres jóvenes y atléticos que apenas les llevan 15 años a sus hijos.
Debéis aprender a mirar más allá y no conformaros con lo que quieran venderte. Pensad que es cierto que cada día sufre y muere un montón de gente, y que debemos luchar para que esto desaparezca, pero olvidáis a la mayoría silenciosa, siempre callada y trabajadora.
Cada vez que la esperanza se debilite en tu interior piensa en la gente que acude a las palayas con mantas y comida. Piensa que en cada pueblo y ciudad hay organizaciones religiosas, ateas y agnósticas unidas por un objetivo común, ayudar a los demás. Recuerda a la gente que se levanta en el autobús para ceder sus asiento, en las sonrisas espontáneas, en cada pila reciclada, en cada limosna y aportación y en todos aquellos pequeños gestos que realizamos cada día para mejorar un poco este mundo. Piensa en la cantidad de personas que dedican parte de su tiempo en mejorarlo, en su casa, en su ciudad o en tierras lejanas. Piensa en cada chaqueta y paquete de lentejas que se envían desde orígenes anónimos a los lugares que han sufrido una catástrofe. Piensa en la cara de ilusión de los niños que estas navidades han recibido un juguete porque alguien, en alguna casa tomó la iniciativa de donarlo y otros muchos lo recogieron, arreglaron y distribuyeron.
Hay muchas cosas malas en el mundo y queda mucho por hacer, per no desesperes, por encima de todo se encuentra la eterna mayoría silenciosa que trabaja a jornada completa o en sus ratos libres y hacen avanzar este mundo, evitando que se desintegre.
Sólo te pido que no cometas un error muy común hoy en día, mira el conjunto, pero no globalices. Nadie puede llevar el peso del mundo sobre sus hombros, haz lo que puedas en tu entorno, influye en algún otro lugar si puedes pero no intentes abarcar a la humanidad entera.

Somos muchos aunque no se nos oiga

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CARLA LAZCANO
Que díficil es pintar un autoretrato... Una no sabe si pintarse aquel lunar que tanto odia, si resaltarse las pestañas o disimular la nariz aguileña... La otra Carla soy yo, la que prefiere mostrarse a través de sus relatos: la pequeña oda a la timidez o la historia de los ancianos que intentaban asesinarse...(inspirada, por cierto, en la vida de mis abuelos...). Lo curioso es que las dos Carlas somos argentinas. La primera; Carla Lopresti y la otra -la impostora, la vil, la malvada -Carla Belen Lazcano, nombre que me pusieron mis padres gracias a una barca que tenian en su juventud. Bueno, ya habiendo aclarado las identidades, les aconsejo la lectura de un relato de Cortazar que se llama "La flor amarilla". Trata de la teoría de que las vidas se repiten una y otra vez....al morir alguien volverá a vivir los acontecimientos que nosotros hemos vivido pero que pasaría si un día ocurre un error en el engranaje de la existencia y encontramos en el bus a quien debería haber nacido después que nosotros y nos desvela la incansable rueda inmóvil del destino? Leanlo y después me cuentan. Un beso a todos. Carla.
p/d: che.....cenamos algun día?


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CARMEN MIRONES
Hola a tod@s: El último mail de Dolores me ha recordado unas palabras de un sacerdote en las que decía "menos mal que lo malo es noticia; lo peor sería que fuera lo bueno".Y es cierto; las noticias son cosas minoritarias; por muy terribles que sean. Pero imaginaros que un día pudieramos leer ."El señor X a donado 200 ? para paliar el hambre en el pais Y"

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CARLA LOPRESTI
Hola a todos.Quería aprovechar este espacio primero para aclarar cuál es mi identidad ya que me he enterado que se estaban preguntando acerca de quién es qué Carla.Resulta curioso que ambas venimos del mismo sitio,aunque habría que indagar si la otra Carla,tuvo los mismos motivos que yo para estar aquí.Si me cuenta desde qué año vive en España quizás pueda responder a esta duda.
Segundo, para contarles a ustedes y especialmente a Carla, que he leído el relato de la flor amarilla que recomendó y me ha encantado,aunque me parece triste que alguien piense que si otra persona vive su vida repetirá momentos grises, monótonos y sin sentido. Por eso soy una convencida de que hay que vivir cada día como si fuera el último,hacer lo que nos guste y nos haga sentir bien,decir una y mil veces "te quiero", a tus padres,a tus hijos ,a tu amigo/a, y por qué no,a tu perro. Así, si nos cruzamos con alguien que esté viviendo nuestra vida, podamos sentirnos felices y "envidiarlo" sanamente por estar haciendo todo lo que nosotros hemos hecho con tanto cariño y pasión. Y por último,decir que la imagen de hoy me ha impactado,pero prefiero pensar, imaginarme,que la joven, aunque esté enferma y casi al borde de la muerte,está feliz. Felíz de estar viviendo un día mas. Felíz de tener a alguien que la ayude y la acompañe.Felíz de tener un techo en donde cobijarse.En fin,aún en los peores momentos,creo que se pueden encontrar cosas positivas y por las que se pueda agradecer. Pero bueno,esto sólo es mi pensamiento. Me gustaría saber también qué opinan ustedes.
Seguimos en contacto!

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CARLA LOPRESTI
Hola a todos,especialmente a Carla, la vil, la malvada,como se hace llamar. Yo no creo que lo seas. Bueno, en realidad no te conozco. Pero los comentarios que me han llegado de vos no te pintan así.
Quería contarles que leí el relato que recomendaste y me gustó mucho, pero me pareció muy triste que alguien piense que si conoce a una persona que esté viviendo su misma vida piense que será gris, monótona y sin sentido. ¿Por qué no trabajamos cada día para que cuando nos crucemos con nosotros mismos reencarnados en otra persona le envidiemos sanamente al saber que vivirá cada maravilloso momento y tendrá las mil y una oportunidades que hemos tenido nosotros y que hemos sabido aprovechar? Creo que cada vida, por más triste y opaca que parezca,puede convertirse en una maravilla, pero esto depende de nosotros y de nadie más. ¿cómo ven el vaso:medio lleno o medio vacío?creo que este es el kit de la cuestión.
saludos y hasta pronto!

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CARMEN MIRONES
¿Como dices que no conoces a la Carla malvada? Si os presenté yo en la fista de fin de curso pasado.
En un mail la decía a la otra Carla que como en la flor amarilla estais superpuestas en nombre y en nacionalidad. Ya sería el colmo que vuestra venida fuese tambíen superpuesta. Eso sería para hacer una novela, o por lo menos un relato.
Pero habrá que tener cuidado en lo de superpuestas, pues puede llevar a confusiones...