lunes, 17 de diciembre de 2007

17 DICIEMBRE, EL DÍA DESPUÉS



Domingo 16 por la tarde, delante del Verdi Park emprendrimos la aventura de la venta de libros. ¡Ingenuos! éramos más autores que curiosos o compradores. El calorcillo del cine invitaba a los transeúntes a cobijarse en sus salas y dejar a la intemperie a los intrépidos autores.



No era el lugar ni el momento adecuado, pero los cuentistas nos tiramos a la calle. Teníamos que intentarlo y promocionarnos. Es lo que hacen los “profesionales” y nosotros no íbamos a ser menos. Aunque ellos llevan un estudio de marketing detrás, ¡bah! nosotros no, ni hablar, ¡hala! a la pata la llana, nos dejamos llevar por nuestro entusiasmo y ¡a por todas! A menudo las pifias sirven y os aseguro que la próxima vez vamos a valorar dónde y cómo lo hacemos, una miaja de organización no nos vendría mal.


La gélida tarde del mes de diciembre hizo mella en todos nosotros, unos cuantos desaparecieron al bareto más cercano, otros directamente se largaron (con la excusa que éramos muchos), otros nos tiramos a las palomitas del Verdi y nos pusimos las botas, había qué moverse (aunque fuera la mandíbula). Algunos, muy dignos, mantuvieron el tipo y la sonrisa congelada ante la causa perdida. El sentido del humor no faltó.


Nos teníamos unos a otros (calorcillo humano), charlamos, echamos fotos y compartimos cigarrillos y coca-colas. Por lo menos sirvió de excusa para encontrarnos (algunos autores era la primera vez que nos veíamos) y explicarnos nuestros proyectos a medio o largo plazo. El frío empezaba a causar estragos. Para evitar la gangrena de los dedos y reafirmarnos como autores, decidimos firmar libros como posesos. Algunos nos los dedicamos entre nosotros, otros para los futuros “clientes” o encargos de amigos. La cuestión era hacer “algo”.


Da vergüenza escribirlo, pero la verdad es que vendimos 2 libros (a uno por hora) ¡no está mal! para todo un despliegue literario.
Finalmente, una vez recogida la parada y los folletos que se nos fueron desparramando, tipo Hansel y Gretel, desde el Verdi hasta el Aula, alguno de nosotros adquirió ejemplares para amigos y familiares. Resultado de la venta: ocho libros en total. A parte, Dolores se llevó a Valencia 10 ejemplares y Tebu los mismos a Canarias. En enero haremos recuento.
Nos queda la esperanza que los Reyes Magos nos hagan un encargo “realmente” importante y repartan “Qué me estás contando” como el regalo estrella de estas navidades.

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